El invierno no solo trae bajas temperaturas; para muchas comunidades rurales y zonas marginadas representa una temporada de mayor incertidumbre. Mientras algunos hogares cuentan con lo necesario para resguardarse del frío, miles de familias enfrentan viviendas precarias, escasez de alimentos y dificultades para acceder a servicios básicos que protejan su salud y bienestar.
Durante estos meses, niñas, niños y personas adultas mayores son quienes resienten con mayor fuerza las consecuencias del frío, la falta de recursos y el aislamiento. El invierno pone en evidencia desigualdades que persisten todo el año, pero que se vuelven más visibles cuando las condiciones climáticas se vuelven adversas.
Desde Plataforma, se reconoce que atender estas realidades va más allá de una temporada. A través del acompañamiento comunitario y programas de apoyo, se busca fortalecer a las familias, reducir los riesgos y brindar esperanza en un momento donde la solidaridad y el trabajo colectivo marcan la diferencia.